lunes, 13 de octubre de 2014

Capítulo 92:

"Capítulo dedicado a Mis Lucerinas Colombianas e Intensas jajajaja... Ahí está Chicas... Esto se pone Bueno"

-No, No Grites, tu esposito está muy lejos para escucharte
- Qué quieres Alonso?
- Verte, eso quiero- Lucero se aferraba a su hijo y observaba al otro pequeño.
- Lárgate y déjame en paz.
- No, Vengo por ti y lo cumpliré.

Silvia había hecho los disparos y corrió hasta donde estaban sus cómplices,
- Silvia!!! Tú También. – Silvia entró agitada, observó a Lucero y la ignoró.
- Debemos apresurarnos, ya cayeron pero no demoran en regresar.
- Esta bien- Responde Alonso sonriéndole a Lucero- Rebeca Carga al Mayor.
- No Toques a mi Hijo. Nooooo. Suelta a José Miguel.- Alonso la tomó de un brazo fuertemente. Ambos Niños lloraban sin consuelo.
- y Tu Silvia, el bebé.
- No Me hagan esto por favor. Suelten a mis hijos. – Silvia cargó al bebé, miró a Lucero y suspirando le exclamó un “Perdón”.
- Vayan, cómo dijimos.- José Miguel lloraba fuertemente, solo gritaba “Mamá, Nooo, Mamiiiii, Veeeen, Mamiiii”
- Alonso que haces? Sueltame, Nooo. – Rebeca y Silvia salieron de la habitación con los bebés, Él se quedó con ella adentro.
- Solo quería amarte pero no te dejaste.
- Tú estás Loco, Suéltame, Fernando ayudameeee – La tenía abrazada a la fuerza, de repente la recuesta a la pared.
- Loco? Sabes por qué estoy aquí? Porque ese amor aun lo tengo en el pecho.
- No me vas a hacer daño o si?
- Sólo quiero que sientas el encierro y la soledad que yo sentí en esa fría celda.
- Alonso, no le hagas daño a mis hijos, por favor. Fernando!!! Mauricio!!! Ayúdenme!!! – Alonso sacó un paño de su bolsillo y lo puso en el rostro de Lucero, ella luchó para no inhalar aquel ungüento que llevaba pero al correr unos segundos cayó dormida; Alonso la cargó en sus brazos y salió con ella rápidamente.

Fernando sintió como si algo no estuviera bien, corrió a la casa, vio pasos de lodo en el piso.
- LUCERO!!! Bonita estás bien? Lucerooooo.- Detrás corre Mauricio.
- Señor que sucede?
- Espera aquí abajo, yo subiré a buscar a mi familia.
- Está bien!!
Fernando subió las escaleras en tres pasos, corrió hasta la habitación de los bebés, encontró todo desordenado, nervioso corrió hasta su cuarto no encontrando nada.
- Mauricio!!! Ayúdame a buscar a mi esposa y mis hijos allá abajo.
- Listo.
Ambos buscaron por toda la casa, solo encontraban pisadas de barro.
- Fernando, no hay nadie.
- Qué pasó? Dónde están?- Fernando se sentó en uno de los escalones y se tomaba la cabeza. – Maldita Sea, DÓNDE ESTÁN?
- Sólo encontré este pedazo de paño.
- Esto huele a cloro…
- Si Fernando, Cloroformo, no me quiero adelantar a los hechos, pero por lo que veo Lucero fue secuestrada.
- No!!!! Por qué no presté atención a ese estúpido mensaje.
- De qué habla?- Fernando le explicó a Mauricio.

Silvia, conducía mientras Rebeca y Alonso trataban de calmar a los niños, Lucero aún seguía dormida.
- Conduce más Rápido!!!
- No puedo, la tormenta no me deja hacerlo.
- Estos niños no se callan.- José Miguel era quien más lloraba, sus exclamaciones hacían que Silvia sintiera arrepentimiento, pero no dejaba de conducir, el niño gritaba: “Mamiiiii, mamiiii, párate mami… Rafaaaaaa… Papiiiii, quiero a Papiiii”
-  Ya escuincle cállate.- Gritó fuertemente Alonso.
- Listo llegamos, bájenlos a todos. – Llegaron a una casa abandonada en una zona bastante alejada del pueblo, pocos conocían aquel lugar. La casa era amplia, en uno de los cuartos acostaron a Lucero en una colchoneta  y en el otro, un poco más aseado, estaban los bebés, ellos los acostaron en un catre.
- Por fin se callaron esos niños.
- Rebeca entiende son bebés.
- Pero lloran como si fueran cien. Cómo los calmaste?
- Los arrullé y esperé que se durmieran. Y Alonso?
- Está en el otro cuarto con Lucero.
- Y ahora cuál es el plan?
- Verla sufrir…
- Cómo!!!???
- Te lo explicaremos poco a poco.

Alonso acostó a Lucero, le acariciaba el rostro, no dejaba de observar sus piernas, aquel corto short que llevaba puesto lo enloquecía, Ella comienza a despertar poco a poco, él toma un pedazo de tela y cubrió sus piernas, para el frío.
- Dónde estoy?
- A mi lado.
- Alonso, Mis Hijos!!!, Qué le hiciste a mis hijos?
- Nada, ellos están bien.
- Qué Quieres?, Por qué me trajiste aquí?
- Ya es tarde es mejor que duermas, la lluvia está excelente para una noche en pareja, No te parece?
- No me vayas a tocar – Lucero recogió las piernas y se tapó con aquella tela.
- No, por ahora no. Que pases buena Noche. – Alonso salió del cuarto, aseguró la puerta y se marchó hasta donde estaban Silvia y Rebeca.
- Alonsooooo, Entrégame a mis Hijos, Alonsoooooo.- Lucero no dejaba de llorar, Se puso de pie, golpeaba la puerta, comenzó a mirar las paredes del cuarto, pero la oscuridad no la dejaba, además los fuertes truenos la asustaban.


-Tenemos que ir a buscar ayuda al pueblo.
- Así Fernando? No creo que encontremos mucho.
- Qué opinas entonces? Qué esperemos hasta mañana cuando a mi mujer y mis hijos les haya pasado algo?
- No, claro que no, solo que en este momento es muy difícil salir de la hacienda.
- Quédate si quieres, yo iré en la camioneta al pueblo a buscar ayuda.
- No, Me voy con Usted.
Ambos se dirigieron al pueblo, no podían ir rápido pues la lluvia no les permitía ver muy bien. Yendo en camino Fernando le pregunta a Mauricio:
- Te interesa Lucero?
- Claro, es mi trabajo.
- Lo Digo como mujer.- Mauricio giró su mirada hacía la ventana. – Si o no?
- No sé de qué me habla?
- Que si mi mujer te gusta? Eso…
- Si.
- Por eso es que quieres renunciar?
- Si Señor, no puedo estar cerca de ella sabiendo que todas las noches es usted quien se acuesta a su lado, que es usted la que la hace suya. – Fernando frena bruscamente la camioneta. Quita las manos del timón y las pasa por su cara.
- En nombre de eso que sientes por ella te pido un favor.
- Pero pensé…
- Ayúdame a encontrarla, no quiero perderla y creo que tu tampoco. Amo a mi esposa y a mis hijos, Ayudame.- le dijo con sus ojos cristalinos y la voz entrecortada.

No hay comentarios:

Publicar un comentario