Capítulo 44:

Lucero estaba dándole la medicina a José Miguel cuando suena su celular:
-Hola.
-Manuel, como estas?
-Bien, José Miguel cómo sigue?
-Gracias a Dios, muy bien, la fiebre ha disminuido, aun sigue con tos pero ha estado tranquilo.
-Que Bien! Me alegra! Y puedo ir a verlo?
-Manuel, mmmmm, te agradezco lo que has hecho por nosotros, pero prefiero que mantengas la distancia.
-Serán solo unos minutos.
-Está bien.

Aproximadamente a las 6 pm llega Manuel a casa de Lucero, saluda a Ofelia, quien no veía muy bien el apego de Manuel con el bebé, pregunta por Lucero y José Miguel, ella les señala que se encuentran en el cuarto:
-Cómo está la madre más hermosa del Planeta?
-Hola Manuel, entra.
-Gracias, Holaaaa Campeón- Carga a José Miguel en sus brazos- Mira cómo has mejorado, es que eres muy fuerte.
-Igual a su papá.- En ese momento Manuel tose demostrando disgusto ante el comentario de Lucero.
-Bueno, yo solo pasaba a ver como estaban ustedes dos, te dejo Linda, Chao Campeón.
-Chao Manuel, cuídate.

Manuel salió de casa de Lucero, ella quedó en su cuarto a los minutos entra Ofelia:
-Mi Niña, que haces?
-Mirando estas Fotografías.
-Oye esta es la cabaña de tus padres.
-Si Nana, fui una vez con Fernando, ahí fueron estas fotografías.
-No Las había visto, pensé que desde que había muerto tu madre no habías vuelto allá.
-Volví esa vez nada más, no he vuelto después de eso.
-y que haces mirando estas fotos?
-Quiero encontrar una donde Fernando y yo nos vemos bien, para mostrársela día a día a José Miguel mientras Fer aparece.
-Mi Niña, pero…
-Nana, déjame, quiero que mi hijo vaya conociendo el rostro de Fernando.
-Está Bien, pero Tienes Muchas. Esta Me Gusta, buscaré un portarretrato.

Ofelia bajó a buscar donde ubicar la foto, Lucero se llenó de nostalgia, veía las fotos que se habían tomado, cada salida se fotografiaban, eran muchos recuerdos, las lágrimas comenzaron a rodar, era inevitable llorar:

“Dónde estás Fer?, Dios mio ayúdanos a encontrar a Fernando Pronto, esta angustia me está matando”

Ofelia entro y la vio así, la abrazó, ese abrazo hizo que Lucero explotara el llanto que había guardado:
-Estoy cansada nana, cansada de ocultar este dolor, de mostrarme fuerte, siento que este nudo aquí en mi garganta no se suelta, quiero gritar y sacar todo este dolor que siento, este vacío en mi pecho hace que recuerde a Fernando día a día, y aunque siento que él está vivo, a veces creo que solo me estoy creando falsas expectativas.
-Calma Mi niña, recuerda a José Miguel, él debe darte fuerza.
-Y eso es lo que hago, por él es que me mantengo firme, Mi Hijo es mi motor.

La noche transcurrió, Lucero un poco más calmada se acostó, mientras en México dormían, en Inglaterra despertaban:
-Jóven quiere salir al balcón?
-Gracias Abie, pero ayúdame a levantarme.

En ese momento Abie ayuda a Fernando a levantarse de la cama, toma el brazo y lo apoya en su hombro, pero el cuerpo de Fernando hace que ambos caigan en la cama de nuevo, el rostro de ella frente a él…

Esa mirada de Abie hacia Fernando, era notorio lo que ella sentía por él, ella se acerca un poco mas, sus labios quedaron a centímetros, Fernando sonríe y con una voz un poco coqueta:

-Abie me estas lastimando la pierna.
-Perdón!! Jóven Perdón!!
-Tranquila, pero ayúdame a levantarme.

Ambos salieron al balcón, la vista era hermosa, un valle con algunos caballos recorriendo el lugar:
-Que Hermosa Vista, Abie te puedo pedir otro favor?
-Claro!
-Me Puedes dejar solo un momento?
-Pero Fernando usted está muy débil.
-Tranquila, si necesito algo te llamo.
-Ok

Fernando se sentó en aquel balcón, el viento hizo que cerrara sus ojos, en ese instante escuchó de nuevo las palabras de aquella mujer:

“Fer, Gracias mil Gracias por amarme de esta manera…”

“…Soy Tu Bonita y tu Mi Cielo…”

-Bonita?, cómo te llamas Bonita?, sé que me amas, que te amo, pero tu nombre?.- él continua recordando, en uno de sus recuerdos aparece un auto negro cayendo por un abismo, luego aquella mujer acostada en una camilla, otro recuerdo es de ella caminando hacía él con un baby doll negro, luego ella desnuda frente a él, pero un recuerdo haría que él se acordara del bello nombre de la Bonita:

“…y pues Así se llama este Campeón, Cierto José Miguel?...”

-José Miguel? LUCERO!!!, Eso es Lucero, así te llamas, Mi Bonita cómo pude olvidar tu nombre?, Dios tengo que encontrarlos, mi Mujer, Mi Hijo.- Abie entro apresurada a la habitación, el grito de Fernando la había alertado.
-Sucede algo?
-Abie necesito comunicare con Lucero.
-Lucero? Quién es Lucero.
-Es Mi Mujer, la madre de mi hijo- en ese momento Abie bajó su rostro y la tristeza se notó en ella.
-Lucero es la Bonita?
-Si, y José Miguel es mi hijo.
-Pero Fernando y cómo me comunico con ellos.
-No Me digas que no hay teléfonos, Internet que sé yo?
-Si pero usted no tiene un numero o algo por el estilo.
-Pero por Internet podemos hacer algo, buscar noticias de México.
-Whaaat? Qué México? Tan Lejos?
-Abie por favor ayúdame si?
-Está Bien.

Así fue, Abie trajo su computadora al cuarto de Fernando, comenzaron a buscar en internet algo acerca de un accidente de avión y de estudiantes Mexicanos, a Fernando el Nombre de Lucero había traído todos los demás recuerdos a su mente.

En Mexico, Lucero se encontraba en su oficina, recordó que debía llevar a José Miguel al control médico, pero su nana no podía acompañarla y le daba algo de temor salir sola:
-Hola Manuel.
-Lucero?, que Sorpresa! Sucedió algo con José Miguel?
-No Manuel, él está bien, te llamo es para ver si puedes acompañarnos al control del bebé.
-Claro!, paso por ti y luego vamos por José Miguel, te Parece?
-Si, Gracias.

Manuel llega por Lucero, luego fueron por José Miguel y lo llevaron al control, el niño mostraba una buena mejoría, de ahí pasaron a un hermoso parque de la ciudad:
-Quieres comer helado?
-No Debes trabajar?
-Sí, pero ustedes dos me alegran el día, así que un descanso no viene nada mal.
-Está bien, vamos.

José Miguel se quedó dormido en los brazos de Manuel, mientras Lucero terminaba su helado, en ese momento una gota de crema quedó en su labio inferior, Manuel lo nota:
-Tienes algo aquí – Le Dice Manuel mientras limpiaba con su pulgar el labio de Lucero, Manuel tenía al bebé con un brazo, con el otro tocaba el rostro de Lucero, él se acercó a ella, Lucero quedó recta, inmóvil, él no solo limpio aquella gota de crema, siguió acariciando el mentón y la mejilla de Lucero, de repente se acerca y la besa, Lucero Responde el beso, cierra sus ojos, pero es ahí donde se retira de Manuel.